Hot!

Other News

More news for your entertainment

¿Cuáles son las fases de trayectoria que tiene un producto en el mercado?







¿Conoces las distintas fases del ciclo de vida de un producto? Y, ¿por qué debes saberlas? Es imprescindible conocer las distintas partes que integran el ciclo de vida de un producto y la estrategia de marketing no puede ser la misma durante la fase de crecimiento que durante la de madurez.

El ciclo de vida de un producto es un concepto de gran importancia en el proceso de su comercialización, se compone varias fases. Hay que tener en cuenta que las características de cada tramo variarán en función de las propiedades del producto y el entorno que le rodea, dado que la existencia de productos competidores, el comportamiento del mercado y la situación del entorno cambian a lo largo del tiempo durante todo este proceso.

El análisis del ciclo de vida de un producto y de todas sus características debería permitir, por tanto, diseñar una política de comercialización adecuada para cada producto y mercado.

El ciclo de vida de un producto es un proceso cronológico que transcurre desde su lanzamiento en el mercado hasta su desaparición. Durante este proceso se suceden diferentes etapas, que vienen principalmente condicionadas por dos variables: ventas y beneficios. Ambas variables suelen evolucionar siguiendo una curva con forma creciente al principio y decrecimiento progresivo con el paso del tiempo.




Introducción:

Es el punto de partida en la vida comercial de un producto Se caracteriza por un bajo volumen de ventas, es un período caracterizado por la rentabilidad negativa, donde son necesarios importantes esfuerzos en publicidad y distribución, que no se ven acompañados por un alto volumen de ventas y beneficios.

Además, requiere por otra parte una gran inversión en producción y marketing, la campaña de marketing debe abarcar todos los canales donde se pueda encontrar el público objetivo.

Se trata de generar ideas en el cliente, sobre los beneficios del producto, generar deseo y experiencias que le lleven a conocerlo y comprarlo se inicia con su puesta en el mercado.

Es una etapa crítica, cuya duración está directamente relacionada con las características del producto, su complejidad, grado de novedad y capacidad de satisfacción de las necesidades de los consumidores, se trata  desde un punto de vista estratégico, el objetivo principal es expandir el mercado.

Probablemente se produzcan bastantes dificultades dado que la tarea a la que la empresa hace frente es la de crear un hueco al producto en el mercado. La contrapartida es que las expectativas de crecimiento son muy buenas gracias a una baja saturación y a la existencia, o inexistencia, de competencia. Los profesionales de ventas serán los que deban realizar un mayor esfuerzo en esta fase.

Turbulencias

Una de las etapas más duras pero que a veces conllevan periodos muy cortos de tiempo. El producto entra en un periodo convulso con fuertes variaciones en las ventas del producto.

Las convulsiones se producen tanto por presiones externas como por fricciones internas en la empresa provocadas por la falta de correspondencia entre las expectativas y las cifras de venta, por reacciones negativas hacia el producto por parte de los consumidores, disparidad en las decisiones de actuación, el desgaste de la puesta en marcha puede pasar factura en los trabajadores por lo que el área de recursos humanos deberá estar atenta para saber motivarlos.

Crecimiento
Superada la introducción del producto y la turbulencia, se inicia la fase de crecimiento. Este período se caracteriza por un aumento rápido tanto en ventas como en beneficios.



El número de compradores aumenta, atraído por la novedad como por la publicidad realizada.

Nos encontramos que los consumidores ya conocen e incluso han probado el producto, las ventas comienzan a experimentar un incremento sólido y sin fluctuaciones. Esta es la etapa perfecta para dejar el producto en nuevos segmentos de mercado y la expansión en los actuales. De hecho es el momento de analizar la actuación de los diferentes departamentos en busca del perfeccionamiento de los procesos de producción, distribución, venta y demás.

Se trata de una fase que se caracteriza por la rentabilidad positiva. No obstante, como se trata de alcanzar la mayoría del mercado y dar a conocer el producto al mayor número de consumidores, se requieren grandes esfuerzos económicos, por lo que es habitual en esta etapa la reinversión de beneficios.


Madurez

Esta etapa se caracteriza por un crecimiento moderado de las ventas, e incluso su estabilización, a la vez que se da un estancamiento primero y un descenso después de los beneficios. No se advierten crecimientos porque los clientes potenciales ya han probado el producto. Ya se conoce. Las ventas se estabilizan en torno al índice de repetición. La competencia de empresas externas ya ha surgido y se ha asentado en el mercado.

La fase de madurez es una etapa más larga del ciclo de vida del producto, y la mayoría de productos del mercado se encuentran en esta fase, paralela a la competencia en productos, se hace intensa la competencia en precios y, por tanto, la presión a la baja de éstos. La estrategia en publicidad disminuye y se centra en conseguir la lealtad a la marca, a la vez que en encontrar nuevos usos del producto.

El peso recae en el departamento de ventas, donde los comerciales deberán lograr el aumento de la cartera de clientes. En cuanto al marketing el nuevo objetivo se dirigirá a mejorar la comunicación y buscar nuevas formas de sorprender al cliente.

Cuanto mejor sea el conocimiento que se tiene de los productos que se ofrecen, mayor grado de profesionalización habrá en su comercialización, y más adecuada será la posición del producto en las distintas fases de su ciclo de vida.

Declive

La fase de declive es la etapa anterior a la desaparición del producto del mercado. Las ventas son cada vez menores y los beneficios tienden a desaparecer. lo que conlleva una reducción de beneficios. No es conveniente alargar esta fase debido a que los rendimientos son cada vez más bajos, el terreno de mercado es cada vez menor debido a la monopolización por parte de los productos nuevos, la imagen de la empresa y del producto se deteriora.

La producción se concentra en pocas empresas, que ofrecen una menor variedad de producto, lo que hace que la industria se reduzca. Los precios que habían empezado a descender tienden a estabilizarse y pueden llegar incluso a subir si la oferta de los competidores disminuye.

Las inversiones en publicidad son mínimas y se trata principalmente de mantener la lealtad de los consumidores que todavía adquieren el producto.

A pesar de que la teoría es clara en este aspecto, no todas las empresas son conscientes de que han llegado a esta etapa. Por el contrario, hay compañías que antes de que un producto se acerque a esta etapa lo retiran del mercado en plena madurez.


Desaparición
Es la etapa final del ciclo de vida del producto. Ante los continuos descensos en ventas y los negativos resultados se decide retirar el producto del mercado. La decisión de retirar un producto del mercado depende en gran medida de las posibilidades de su sustitución por otro más rentable, de rediseñar el propio producto, de encontrar nuevos usos al producto, de conseguir atraer a nuevos consumidores o la desaparición o coexistencia de competidores.


Fuente:


¿Qué es el marketing de consumo?






Dentro de la enorme gama y variedad de tipos de industria actuales, uno de los que se mantienen más fieles al marketing tradicional es el del consumo.
Una nueva tecnología deja obsoleta a la que ayer era furor y novedad. Van y vienen dispositivos, redes, lenguajes, recursos, técnicas. Ya estamos más acostumbrados a hacer compras por internet y en nuestros móviles. Aunque todavía hay gente que desconfía de estas prácticas.
La publicidad es diferente para cada tipo de producto y, cuando se trata de promover productos de consumo masivo, debes aplicar las mejores prácticas de marketing específicas para diseñar una campaña exitosa.
Hoy en día, muchas empresas caen en el error de pensar que el entorno del consumidor no ha evolucionado, sin saber que las tendencias de marketing llegan a cambiar incluso día a día.
Todas estas nuevas tecnologías encuentran interesantes aplicaciones en todo tipo de marketing y comunicación; se comparten en redes y se viralizan, por no hablar de la invasión cada vez más insistente en todo tipo de aplicación de mensajes digitales.
No obstante, que hay un tipo especial de industria que se mantiene fielmente arraigada a las prácticas más ancestrales y muy difíciles de superar o reemplazar: el marketing de los productos de consumo.
Este tipo de productos se encuentran fundamentados en la parte animal, básica y esencial de las necesidades humanas. Nos referimos principalmente a las necesidades del sustento: satisfacer el hambre y la sed.
Si lo que vamos a vender son productos masivos como refrescos, leche, detergentes, entre otros, tenemos que determinar claramente cuál es nuestra audiencia.
Estos productos son de naturaleza esencialmente sensorial. Atañen en primera y última instancia a nuestros sentidos; deben ser atractivos a la vista, tener un aroma y una textura agradable, la temperatura adecuada y finalmente, el sabor es lo que nos conquistará o nos repelerá para siempre. Esta naturaleza 100% sensorial conlleva necesariamente al tipo de marketing que desde hace décadas impera en el sector: la experiencia de la degustación en punto de venta.
Hoy por hoy, no hay tecnología que nos regale experiencias sensoriales comparables.
No dudo que haya consumidores arriesgados. Que Buscan probar algo nuevo y se atreven a comprar artículos por experimentar algo diferente. Pero creo que ahí radica el secreto de los productos de consumo: tenemos que experimentarlos, vivirlos, olerlos, saborearlos, comerlos, verlos.
Esta definición empieza desde los canales por medio de los cuales queremos dar a conocer o promover el producto, los ofrecimientos específicos de cada campaña y las métricas que debemos aplicar para medir el éxito o no de la campaña.
Si no tenemos una definición clara de la audiencia a la cual queremos llegar, entonces ninguna campaña tendrá éxito.
Las empresas tienen el talento para hacer que los clientes compren más de lo que pretenden, y lo hacen a través de tácticas simples.

La primera estrategia de mercadeo que las empresas usan cada vez más es el de ofrecer productos y servicios como "gratuitos". Las tiendas minoristas han encontrado una forma de convencer a las personas de que obtienen algo gratis cuando en realidad se les persuade para gastar más dinero. Se ofrecen incentivos como el "envío gratis" para gastos por encima de cierta cantidad, o se otorga un producto de muestra gratuito junto con uno que es más caro. Este efecto se conoce como "freemium", un concepto que a menudo se identifica como la herramienta de marketing más efectiva.
La segunda estrategia se da cuando los consumidores están expuestos a un producto, ya sea a través de un anuncio o en una tienda, y deben tener en cuenta que todo lo relacionado con su ubicación es intencional. Los productos caros se destacan en todo tipo de estrategias de persuasión visual, como la iluminación, el subrayado en los sitios web, e incluso una colocación preferencial en los estantes.
La tercera estrategia se relaciona con los avances tecnológicos que ahora permiten a las empresas conocer virtualmente todos los hábitos de compra de los consumidores.

Empresas como Amazon incluso reducen el costo de sus productos más populares para ganar tráfico, y luego aumentan el precio en artículos menos favorables.
Para comprar sabiamente, no solo se debe evaluar un producto, sino también comprender cómo es que la empresa lo vende. Los especialistas en marketing estudian la psicología del consumidor para descubrir cómo hacerle pensar que necesita comprar determinados productos. 
Una estrategia de marketing obligadamente debe contener mediciones claras de nuestras campañas, las cuales se logran a través de métricas que nos muestren la rentabilidad y la eficiencia de los mensajes.
Si no hay medición, no podremos saber qué sí funciona y qué está mal en nuestro plan de marketing. Las mediciones deben incluir necesariamente datos. Para nuestra fortuna, las herramientas tecnológicas son las mejores aliadas para hacer un cruce y lectura exacta de las cifras que producen las campañas.
Las respuestas a nuestros mensajes quedan plasmadas en las herramientas tecnológicas y no debemos desprendernos de ellas.